domingo, 8 de diciembre de 2013

Dos Martinis



Este texto se me fue ocurriendo mientras escuchaba esta canción. Yo creo que texto y canción casan bastante bien.


Interior. Día. Una cafetería. La cámara recorre varias mesas hasta llegar a la del fondo, al lado de una cristalera que da a la calle, donde está sentado él. Sobre la mesa hay dos Martinis, uno sin tocar frente a una silla vacía y el otro a medias frente a él.


Él: ¿Cómo pude ser tan imbécil como para dejarte escapar? Cuando te fuiste no sólo te llevaste tus cosas, también te llevaste una parte de mí. Una gran parte de mí. Ahora solo me quedan tus recuerdos y estos dos Martinis.


Plano del Martini entero y la silla vacía. Movimiento de cámara hasta él. Bebe, aparta la mirada de la silla vacía y la dirige a la cristalera. En la calle se ve movimiento de gente y de coches.


Él: Sólo dos Martinis. Es poco después de haberte tenido a ti. Vengo siempre, todos los días desde que te fuiste, con la esperanza de verte aparecer, con la chaqueta tapándote la cabeza, como hacías los días lluviosos, con tu eterna sonrisa. Hace ya dos años. Dos años y sigo viniendo, con la ilusión de compartir el Martini contigo, de que nos contemos cómo nos han ido los días antes de ir a casa. Pero no vienes.


Plano frontal de él.


Él: No te culpo. Fui yo quién te dejó escapar. Fui yo el que después de haberte hecho daño tantas veces te dejó que te marcharas. Fui yo el que desperdició la enésima oportunidad que me brindabas. Fui yo el que cuando me dijiste: ¿me quedo o me voy para siempre? Tú decides. Dio como única respuesta su silencio. Fui yo el que te vio coger tus cosas y salir de nuestra casa y de mi vida sin inmutarme. El que oyó cerrar la puerta y tus pasos hasta el ascensor y no corrió a impedir que te fueras. ¿Cómo te voy a culpar de nada? Tú me diste todo y yo te lo pagué así.


Plano lateral. Él vuelve a mirar a la calle.


Él: Sé que no vas a volver. Cuando tuve la oportunidad de arreglarlo ¿qué hice? Nada. Eso es lo que hice. No te llamé, no lo he hecho. He vuelto a ser un cobarde, como tú bien dijiste. Y ahora estoy aquí, solo. Y lo único que me queda es tu recuerdo, la esperanza de que vuelvas algún día, y...


Apura la copa y le hace una señal al camarero.


Él: Dos Martinis más, por favor.


Vuelve a mirar hacía la silla vacía.


Él: Sólo eso, y dos Martinis.


Plano lateral de él, la cristalera y la calle al fondo. Fundido a negro.

4 comentarios:

  1. ¿Cuántos martinis (o cervezas) no nos habremos tomado, contemplando una silla vacía y gimiendo nuestras culpas o errores? Por cierto, este micro, en plan guion, para un anuncio de la Martinis, iba a quedar estupendo ¿no?

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  2. Original como siempre, me ha encantado!!!
    Un abrazo!!!

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  3. Muy grafico, parece una novela corta. Saludos.

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