Verdaderamente parecía que estuviéramos de
moda. Nuestro paso por Sellington fue bastante fugaz. Apenas estuvimos dos días
y ya nos mandaron a otro pueblo. Y después de ese a otro, y a otro, y a otro...
Estábamos realizando un peculiar tour por el sur del país. Un tour macabro, sin
ningún orden aparente. Nos desplazábamos indiscriminadamente según nos iban
llegando las solicitudes. Y lo único que conseguíamos era acumular víctimas. En
unos pueblos una sola, en otros hasta cinco. Y así hasta las tres docenas.
Treinta y seis muertos sin nada en común, salvo el hecho de haberse suicidado.
Ni siquiera coincidían en el modo de hacerlo. Alguien nos estaba dando una
paliza en este absurdo y sanguinario partido. Perdíamos treinta y seis a cero.
- La cosa empieza a no gustarme. - Dijo Tom.
- ¿Empieza a no gustarte? A mi empezó a no
gustarme cuando supe que nos veníamos al sur.
- Bueno, porque tú siempre has sido un
cascarrabias.
- Tú eres un imbécil integral y no te lo voy
restregando.
Estábamos en la habitación del motel de no sé
qué pueblo. La localización hacía días que ya me importaba un carajo.
- ¿Por qué no nos darán casos más sencillitos?
- Continué, con la esperanza de que apareciera por fin algo. Un pequeño
descosido que al tirar de él deshilvanara todo este interminable tapiz.
- Porque los casos fáciles los resuelven
ellos solitos. Por eso nosotros trabajamos para los federales y por eso nos...
- Pagan por cosas así. Lo sé.
- Exacto. ¿Sabes qué es lo peor?
- ¿Tenerte a ti como compañero?
- ¡Anda ya! ¿Qué sería de ti sin mí?
- No lo sé, me gustaría, pero no lo sé. No
he conseguido separarme de ti desde la Academia. Supongo que sería un tío más
feliz.
- ¿Tú? ¿Feliz? No me hagas reír.
- Que te jodan. Decías que lo peor era...
- Ah, sí. Lo peor es que creo que estamos
investigando en la dirección errónea.
- Eso es cierto. A mí me gustaría estar
investigando varios cientos de kilómetros más al norte.
- Ya, y a mí estar con mi familia en las
Bahamas. Pero no me refiero a eso.
- Explícame.
- Lo que quiero decir es que salvo la
primera víctima, la de Ashtown, todas las demás llevaban ya bastante tiempo
bajo tierra.
- ¿Y?
- Pues que si hay alguien detrás de esto es
fácil pensar que siga habiendo muertes.
- ¿Crees que hay alguien detrás de esto?
- ¿Tú no?
- Yo ya no sé qué creer Tom. Nadie limpia
tan bien la escena de un crimen. O puede que una sí, pero treinta y seis...
- A lo mejor no estaba presente en ellas.
- Inducción al suicidio, ¿no?
- Ahí le has dado.
- Yo también lo había pensado. No sé, es una
opción, desde luego.
- No tenemos muchas más John.
- Por no decir ninguna.
- Eso, ¡que reine el optimismo!
- Es lo que hay Tom...
- Bueno, quizá deberíamos profundizar más en
esta brecha.
- Claro, ahora sólo nos falta encontrar a un
tío del que no sabemos nada. Y que a lo mejor ni existe...
- ¿Lo ves? Ya estamos más cerca de acabar
con esto y volver a casa.
- ¿No te cansas de ser tan optimista?
- A veces, pero entonces te miro a ti y me
vengo arriba.
- Me saturas tío. Me voy a dormir.
- ¡Que tengas felices sueños!
- Me conformo con no soñar contigo.
- ¿Sueñas conmigo? Deberías hacértelo mirar
eso...
- Apaga la luz de una puta vez y cállate.
- Buenas noches a ti también
- Que te den.
Continúa aquí...
Yo sigo a mi paso lento pero seguro. Ya me queda menos.
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