Llevábamos sólo unas horas en Ashtown y ya
me estaba arrepintiendo de trabajar para el gobierno federal. Estaba claro que
si algún día se me curaba mi animadversión hacía el sur y sus gentes, ese día
no había llegado aún.
- Un suicidio. - Fueron mis dos primeras
palabras al llegar al lugar de los hechos.
- Joder, lo que hace tener estudios, ¿eh
jefe? - La voz chirriante de poli borracho de pueblo tampoco ayudaba, y su
sarcasmo menos, para sentirme cómodo.
- Sí, Jimmy, por eso ellos trabajan para los
federales y tú y yo en este pueblo del demonio. - Ahora era el jefe el que se
unía a la fiesta de bienvenida.- Menos mal que han venido, de no ser por
ustedes nunca habríamos resuelto el caso.
Este era el mejor momento para respirar
hondo, relajar mis nervios por el viaje, hacer caso omiso de las bromitas
típicas de la poli con los federales, contar hasta diez, y por fin intentar
llegar a algo.
- ¿Han sacado huellas?
- Sí, sí, todo eso ya lo hemos hecho. No nos
perdemos ni un capítulo de CSI, ¿sabe?
- A lo mejor así aprendían algo...
- Venga John, vamos a lo que vamos. Todos
estamos aquí con el mismo fin y para ayudarnos.- Dijo Tom, mediando en lugar de
metiendo más cizaña, cosa rara en él.- ¿Qué han averiguado hasta el momento?
- Todas las huellas que hemos encontrado son
de la víctima.
- ¿Creen que fue un suicidio entonces? -
Pregunté.
- No hay nada que indique que hubiera nadie
aquí cuando ocurrió.
- Eso no contesta a mi pregunta. - Trataba
de ser amable, pero me costaba demasiado.
- Creemos que fue un suicidio, partiendo de
las pruebas que tenemos hasta el momento.
Miré a Tom para que continuara él mientras
yo echaba un vistazo por la casa.
- ¿Conocían bien a la víctima?
- Es un pueblo pequeño, todos nos conocemos.
- ¿Y era una persona depresiva? ¿Se veía
venir o les ha sorprendido?
- Bueno, tendría sus problemas, no digo yo
que no, pero de ahí a esto...
- Entiendo. ¿Tenía relación con las otras
tres víctimas?
- La normal en un pueblo. Pero no eran
íntimos.
- ¿Ninguno de los cuatro? - Me uní a la
conversación desde el otro lado del salón, mientras observaba las fotos de
encima de la repisa de la chimenea.
- No.
- ¿Qué me dice de los otros tres casos? -
continúo Tom.
- Pues le digo lo mismo que con este.
Aparente suicidio.
- ¿Y por qué aparente? - Volví a indagar yo.
- Pues porque no nos lo creemos. Este es un
pueblo de poco más de dos mil habitantes. El índice de criminalidad es nulo en
los dos últimos siglos. Y hasta el primer caso, nunca nadie del pueblo se había
suicidado. ¿Y ahora nos vienen cuatro en menos de una semana? Algo va mal.
Había menospreciado al jefe. Empezaba a
caerme mejor, parecía una buena persona y conocedor de su trabajo.
- Bueno, para eso estamos nosotros aquí,
para ver si podemos hacer que vaya mejor la cosa. - Dije obsequiándole con una
sonrisa de anuncio.- ¿Se puede comer algo decente por aquí? Razonamos mejor con
el estómago lleno, ¿verdad Tom?
- Verdad.
- Claro, vamos al local de mi hermana. Las
mejores costillas del sur, o al menos las más grasientas.
- Colesterol. Suena bien.
- Pues no se hable más, síganme.
Continúa aquí...
A por otro que está muy interesante.
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