jueves, 2 de enero de 2014

Caso nº 1798/02 (Episodio 12): Punto y Final

Todo empezó aquí y aquí.


                                              I


Hice mis averiguaciones tan rápido como me fue posible. El tipo de la cafetería no sabía la dirección, pero me envió a una floristería, calle abajo. Allí, al parecer, le conocían mejor. Había trabajado un par de días en el local. La dueña, Kate, una mujer de unos cincuenta años y mofletuda, rebuscó entre sus papeles. La tenía que tener en algún lugar, era lo que no paraba de decir el tiempo que tardó en encontrarla. Lo hizo por fin. Acto seguido volví a llamar a Tom.

-          La tengo. ¿Tienes algo a mano para apuntar?
-          Dale.
-          Vive en el seiscientos sesenta y seis de la Avenida Arcángel Miguel.
-          Curiosa ironía. – Comentó Tom.
-          ¿Qué?
-          Ya sabes… 666, Lucifer, el Arcángel Miguel…
-          ¿Qué?
-          Vale, ya veo que uno de tus intereses no es la teología o la Biblia. Déjalo.
-          Olvida las tonterías y nos encontramos allí. Yo ya voy de camino.
-          Yo también. Nos vemos en un par de horas escasas.

Introduje en mi GPS la dirección y dejé que me guiara hasta allí. Era una casa a la que se le notaba el paso de los años. No creo que fuera de renta muy alta, al menos nadie en su sano juicio pagaría demasiado por vivir allí. Era de un color grisáceo, que tuvo mejores momentos en su vida, ahora llena de desconchones. El jardín no tenía verja, sólo un camino adoquinado que llevaba directo a una escalinata. Había un porche con una mecedora roída por la carcoma y tras la típica puerta con mosquitera, otra de color rojo. Llamé al timbre.




                                              II 



Hoy tengo que acabar con mi obra, con mi cometido. Con el encargo del Señor, bien lo sabe Dios, ya lo creo que sí. Él mismo se dirigió a mí, aquel día, el cumpleaños de mi madre. Sí señor, lo recuerdo perfectamente, vaya que sí. Y anoche me volvió a hablar, sí señor. Es el final, me dijo, debes poner punto final a tu obra. A nuestra obra. Y así lo haré, bien lo sabe Dios. 

Sólo debo encontrar la manera de dar con aquel tipo. Aquel que me hizo sentir incómodo como nunca nadie antes lo había hecho, bien lo sabe Dios que no. Por eso debe ser él 
y no otro, el que culmine mi obra, mi cometido en esta tierra, sí señor, vaya que sí.

Voy a acercarme al bar de Bobby, él seguro que sabe dónde lo puedo encontrar, vaya que sí. 

No puede ser cierto lo que estoy viendo, Dios, mi señor, me lo ha traído directamente a mi casa, vaya que sí. Ahí lo veo bajar de su reluciente coche negro, vaya que sí. Cada vez tengo más claro que debe ser él, bien lo sabe Dios que sí.






                
                                            III 




Abrió el tipo en persona. Por su cara parecía que me estuviera esperando, o cuanto menos que se alegraba de verme.

-          Buenos días, señor, soy el agente John Scott. ¿Puedo hacerle unas preguntas?
-          Vaya que sí, bien lo sabe Dios. – Aquella voz otra vez. – Pase, por favor, agente. 

Dentro la casa no tenía mejor pinta. Muebles destartalados. Sillones llenos de agujeros. El suelo crujía a cada paso. Yo pisaba como los gatos, como con miedo a manchar un suelo recién fregado. Me invitó a sentarme en uno de los sillones, elegí el que parecía que duraría más de diez minutos sin desmoronarse.

-          Le recuerdo de ayer, vaya que sí. Recuerdo que estaba intranquilo, bien lo sabe Dios que sí.
-          Sí, bueno, no he venido a hablar de mí…
-          ¿Por qué no? ¿Qué puede haber más importante que usted? A mí me importa cómo se siente, bien lo sabe Dios.
-          Pero es que…
-          Cuénteme, ¿qué le preocupa? Su vida es un desastre, vaya que sí. Recuerdo que lo mencionó ayer. Dijo que era una mierda su vida, bien lo sabe Dios que lo dijo. Yo lo recuerdo, vaya que sí. Y me ofrecí a escucharle, se lo dije.
-          Sí, pero ahora mismo estoy aquí por otros motivos…
-          Luego hablaremos de ello, bien lo sabe Dios que lo haremos. Pero ahora hay cosas más importantes. – Estaba claro que no iba a dejarme comenzar el interrogatorio. 

Cedí. Esa voz… Era imposible no ceder ante ella. Te atrapaba como una tela de araña de palabras. Se iba enroscando alrededor de ti hasta que no podías hacer otra cosa que ceder. Y lo hice. Le hable de todos mis problemas. En el trabajo, en mi vida sentimental. Hice un recorrido completo por toda mi vida. Desde mi más tierna infancia, con las palizas de mi padre a mi madre y a mis hermanos. Por la adolescencia, cuando me rompieron el corazón por vez primera. Todos y cada uno de los desastres de mi vida salían de mi boca. Y él me escuchaba. Y lo hacía como nunca nadie antes lo había hecho. Me entendía. No me juzgaba, se limitaba a reconfortarme. Sus palabras y su voz eran las encargadas de hacerlo. Y yo cada vez me dejaba llevar más y más.

El portazo de un coche hizo las veces de punto y final a mi relato. Era Tom. No podía creer lo rápido que se me había pasado el tiempo. Tenía ganas de más. Pero no podía ser.

-          Ya sabes lo que tienes que hacer, vaya que si lo sabes. – Concluyó Theodore.
-          Sí. – Me limité a contestar.
-          Sí, bien lo sabe Dios que sí.

Tom llamó a la puerta y yo le grité que podía entrar, que estábamos en el salón. Cuando llegó me vio apuntándole con mi pistola.

-          ¿Qué haces tío? – Su cara era de completa incredulidad.
-          Tengo que hacerlo Tom. – Mi voz era temblorosa, en contraste con mi pulso firme al sujetar el arma.
-          Venga, John, baja la pistola y dime que está pasando.
-          Es el final Tom. Hoy acaba todo. Aquí y ahora.
-          ¿Dónde está Theodore? – Él se mantenía calmado, no era la primera vez que le apuntaban con un arma. Aunque sí la primera que lo hacía su compañero.
-          Da igual, Tom. Ya da todo igual. 

Le disparé en el hombro. Me miró con decepción. También le había fallado a él, como me advirtió Theodore. Sacó su pistola y respondió a mi ataque. Me disparó a la pierna. Estaba claro que a pesar de la decepción aún me tenía afecto. Un afecto que yo no merecía. Hubo un intercambio de disparos que hizo que ambos acabáramos en el suelo. Con más agujeros en el cuerpo de los recomendables. A mí no me importaba, quería morir. La conversación con Theodore me abrió los ojos, me sabía mal por Tom. Era un buen amigo.

Entonces apareció Theodore. Hablando él solo, o con Dios, con el que parecía tener contacto directo. Estaba dispuesto a marcharse, sonó otro disparo y a duras penas pude ver como la cabeza de Theodore parecía estallar. Luego todo se iba oscureciendo a mi alrededor. Y hacía frío, mucho frío, para estar en el sur…





                                            IV




Por fin he podido acabar mi obra, vaya que sí. Estoy muy orgulloso de cómo ha quedado, bien lo sabe Dios que sí. El disparo me ha cogido por sorpresa, sí señor. Pero por suerte ha fallado, bien lo sabe Dios que sí. 

Aunque algo extraño pasa, vaya que sí. Es como si hubieran apagado todas las luces de mi casa y sólo hubiera una encendida en una esquina, sí señor. 

Hay alguien allí, al fondo del cuarto. Es mucho más grande este cuarto de lo que yo recordaba, bien lo sabe Dios que lo es. Todo es muy raro, vaya que sí. Me hace una seña para que me acerque.

Hola – Era una voz que sonaba a arena cayendo sobre un ataúd. Y a gusanos lavándose las manos preparándose para un festín.

-          ¿Quién eres?

¿En serio? Mi túnica negra, mi guadaña, esa pálida tez que apenas adivinas bajo esta capucha, ¿no te dan ninguna pista?

-          No, bien lo sabe Dios que no.

Bien, verás, sobre ese tema… Quizá sería conveniente que no te hicieras muchas ilusiones. ¿Has considerado otras opciones digamos…, más cálidas?

La figura de la túnica paso su hombro sobre Theodore y se adentraron en la oscuridad.



FIN



4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Espero que sea que te ha gustado, así que... Muchas gracias Patty!!!

      Saludos!

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  2. Yo puse mi entrada en el capítulo anterior. Creí que era el final, pero no. Es este. Aquél me encantó y este hasta que se vuela la cabeza Theodore, pero el añadido me sobra. No es nada nuevo ni original ni dice nada.
    Pero todo el resto ha sido muy bueno.
    Ya te lo dije en mi anterior comentario.

    Un saludo!!!

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