lunes, 21 de abril de 2014

Carmela La Roja

Hoy también tenemos un juego en marcha, en esta ocasión un intercambio de blogs. La idea consiste en que una amiga publica una historia suya en este blog y viceversa. El texto que aparece hoy aquí es obra de Sandra Parente, y su blog es Los lunes a la lluvia. Un blog que si no conocéis os animo a que visitéis ya mismo. ¡Pero ya estáis tardando! 


De repente estaban vivas y, en una exhalación, muertas. A Gabriel siempre le pasaba lo mismo cuando sabía que iban a matar a hembras jóvenes de piernas prietas y piel tersa: encendía un purito. Acostumbraba a hacerlo cuando pensaba en la muerte. Ver aquel humo le recordaba el ambiente cargado por el incienso que tanto disfrutaba siendo monaguillo, y que envolvía las casas en los velatorios. 


                                                            *****  
                                                             
Carmela sentía el aire helado contra su rostro. El viento frío le hablaba de huesos, humus y descomposición. A su espalda estaba el muro del cementerio manchado de sangre. Su corazón corría en una huida frenética que sus piernas deseaban emprender, fugándose del presente.
El hombre que estaba frente a ella aplastó su cigarrillo contra el suelo, mientras otro la apuntaba con su fusil.
―¡Roja de mierda! ― vociferó el falangista que había acabado con el último hálito del pitillo, enseñando sus fauces en aquel grito rabioso. Clavó su mirada depredadora sobre Carmela.― ¿Ves esa tumba de aquí? ―La agarró con violencia del pelo e hizo que se arrodillase. Dirigió su rostro hacia un hoyo recientemente rellenado y lo restregó contra la tierra― Ahí está tu abuelita, puta. Ya nadie podrá esconderse en su casa.
 Carmela hubiera deseado verse a los ojos en un espejo con una pistola en la mano y, al menos, ser dueña de su muerte. Sin embargo dejó de tragar la tierra que, estaba segura, pronto la arroparía y sintió como el hombre se desabrocha el botón del pantalón, frotando su deseo contra su cara.
La mujer pensó en los suyos y empezó a llorar por dentro. No quería darles ese gusto. Recordó las amapolas rojas que había recogido ese día, por el camino, para rellenar el jarrón de su abuela. Desde niña, siempre había visto aquel vaso rebosante de vida y color. Ahora, siempre luciría vacío.
Y de repente vino el silencio entrecortado por sus arcadas, el mutismo coral de una noche que no tendría una mañana y el ruido de una rama rota ahogado en sus náuseas.
―¡Joder! ―gritó el falangista subiéndose a prisa los pantalones y dando una patada a Carmela que quedó tendida en el suelo. Alerta, escuchó como las ramas se rompían desgarrando como un cuchillo el mutismo nocturno.― Deben ser los putos maquis― susurró a su compañero, poniéndose en guardia.
Al escuchar el aviso, el del fusil giró sobre sus talones y apuntó nervioso a la ciega penumbra. No tuvo tiempo para darse cuenta de que su cráneo acababa de ser partido en dos por un hacha.
Trémulo, sintiendo como la sangre salpicaba su rostro, el que quedaba en pie quiso abrir el estuche de su pistola. Sus ojos parecían querer saltar hacia la oscuridad, cuyo peligro le atenazaba. Una rama se quebró, un silbido surcó el aire, y el hacha, inclemente, abrió por la mitad el tronco del falangista. Pero no fue savia la que brotó, sino sangre roja que salpicaba el rostro de Carmela agradecida. 


*****

Gabriel, hacha en mano, acababa de encender un purito. Siempre hacía lo mismo cuando había disfrutado de una hembra joven, de piernas prietas y piel tersa, y estaba frente a su cadáver. Era como quemar incienso en un velatorio. Vio unas amapolas rojas tiradas en el suelo. Las recogió, olió y las dejó sobre el cuerpo de Carmela, desnudo.



Autora del texto Sanda Parente. Si queréis leer más historias de ella (cosa que deberíais) visitad su blog: Los lunes a la lluvia

11 comentarios:

  1. También les regalo mi primer cuento corto, ojala les guste. Titulo: "Guanamón" by Abel Álvarez http://abelalvarezcb.blogspot.com/2014/04/cuento-corto-la-espera-de-abel-alvarez.html?spref=tw

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  2. Impecable estilo, final inesperado y que no deja lugar a concesiones. Me ha encantado.

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    1. Todo el mérito es de Sandra, que tuvo la gentilieza de intercambiar blogs por un día conmigo, y de publicar este gran texto en mi humilde morada.
      Saludos y gracias por la visita y tus palabras, Eowyn.

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    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    3. Muchas gracias, Eowyn, por tu comentario. Me alegra de que te gustara. Y también gracias a Ramón por compartir su blog ;)

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  3. Bonita narración con un giro al final inesperado. Comparto. Un saludo

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  4. Esta idéia de fazer a troca é genial
    Eu gostei muito a história é encantadora
    Votos de um bom dia
    Saludos

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    1. Muchas gracias por tus palabras, Susana. Me alegra de que te gustara tanto la historia como la idea de compartir blogs entre autores. Es una forma de darnos a conocer unos a otros y Ramón la acogió con mucho entusiasmo.
      Un saludo para ti también.

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  5. Sin aliento. Imagino que todos los desgraciados son iguales, en efecto. Tengo un poema a medias sobre algo similar, pero es Bambi comparado con el relato. Muy depurada la escritura, en mi opinión. Saludos, Sandra, y enhorabuena a los dos (para un poco, Ramón, que es imposible seguirte... :)

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    1. Muchas gracias, Esther. Me alegra de que te pudiera gustar aunque admito que es un tema duro. Un saludo :)

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