—
Miro con tristeza que me he quedado sin
nada. Pero no sé qué, cuándo ni cómo lo podría haber hecho de otra
manera. Los acontecimientos vinieron rodados, a tal velocidad que ni yo mismo
veía en el lío en el que me estaba metiendo. En algún lugar leí que tenemos
que reconciliarnos con el pasado para poder seguir nuestro camino en paz.
Ahora sé que no es cierto. —Dijo con cierto aire de añoranza.
—
En serio, Sixto, ¿no crees que ya te zurramos lo
suficiente? ¿De verdad quieres darnos más motivos? —En realidad quise más parar
su tontería que amenazarle. A mí me caía bien.
Aquí, el poeta, era Sixto Javier Brazal Durbau, mi compañero
de celda. ¿Qué quién soy yo?, os preguntaréis. Soy Félix Pahino Orjales. Una
persona normal, algo tozudo en ocasiones, casi siempre en las ocasiones
erróneas. Algunos podrían tildarme de ignorante, por el hecho de haber tenido
pocos estudios. No tuve ocasión, ni ganas, de solucionar esa parte de mi vida.
Tampoco es que me arrepienta de ello. Justo de eso no me arrepiento. La vida me
llevo a golpes por los caminos que ella creía mejor. Yo no puse resistencia en
un principio. La gota que colmó el vaso, la que me hizo abrir los ojos fue dar
con mis huesos en la cárcel.
Puede que en mi caso tuviera motivos para estar enjaulado,
pero el pobre Sixto debía ser el único concejal de urbanismo al que metieron en
la prisión y cumplió su condena. Y se llevaba lo suyo y lo de los demás. Y
cuando digo “demás”, no me refiero
sólo a concejales o políticos. El pobre cobró también por los banqueros, como
si a él no le hubieran estafado también. A mí me caía bien, a pesar de que a
veces, con esas reflexiones en voz alta, me entraban unas ganas de darle hasta
que rebuznara.
Mi estancia en la cárcel no fue tampoco como estar en un spa
en Marina D’Or. Si es malo ser policía y acabar en prisión, no es mucho mejor
cuando eres detective privado. Las opciones de que hayas ayudado a que alguien
entre allí son altas. Mucho más altas que ganar la lotería, y con un premio
mucho menos agradable.
Por aquella época yo
era un borracho, más por lo arquetípico del personaje que por vocación, si bien
con el tiempo le cogí el gusto. Me creía duro, implacable, invencible. Un Charles
Bronson de pacotilla, al que no le importaba la violencia gratuita. Eso
me hizo enjaular.
Pasaron unos meses antes de que nadie me echara de menos. Es
cierto, esta parte también era culpa mía. Tenía más conocidos que amigos. No es
bueno para el negocio entablar amistades duraderas. Uno nunca sabe quién va a
ser el siguiente cliente que entre por la puerta. Con la familia tenía
problemas igualmente, pero los motivos eran distintos. Hay gente que no sabe
perdonar una infidelidad, y cuando esa gente es tu hermano o tu primo, se lo
toman más a pecho. La única que seguía en contacto conmigo era mi madre. Más
por su condición de santa, como buena madre, que por méritos míos.
Ella fue la primera en notar mi ausencia y la única en venir
a visitarme.
—
¿Cómo diablos has acabado metido ahí?
—En realidad no estaba sorprendida. Una madre ya no se sorprende cuando su hijo
tiene más de cuarenta años. Sólo pretendía parecerlo. Yo lo agradecí.
—
Gajes del oficio, mamá. —Esbocé una sonrisa
tranquilizadora. Ella hizo ver que surtía efecto. —Me topé con el tipo
equivocado.
Bueno, compañero, esto ha empezado con muy buen pie. Tiene garra. Aquí quedamos, a la espera. Un abrazo.
ResponderEliminarEspero que el relato entero esté a la altura de las (muchas o pocas) expectativas que haya podido crear.
ResponderEliminarSaludos!
Pues, me he encontrado muchas cosas curiosas solo en el comienzo. Este personaje tiene una forma muy divertida de plantear las cosas (¿o será el escritor? XD)
ResponderEliminarUna corrección/duda: a mí me parece que en la frase "¿Qué quién soy yo?", el "qué" va sin tilde. ¿Será?
Será el personaje, que ellos suelen tener vida propia y son mas originales que el escritos, jeje
EliminarY tienes razón, ese que va sin tilde, lo corregiré.
Gracias por tus comentarios y por la visita.
Gran comienzo para abrir, estaré a la expectativa de lo que sigue. Mañana te comento que me pareció.
ResponderEliminarGracias, mañana estaré pendiente de vuestros comentarios.
EliminarSaludos!
Muy agudo Ramón, sin duda vas a superar con creces cualesquiera que hayan sido las expectativas puestas en el juego y lo harás con matrícula de honor.
ResponderEliminarMuy byen trabajo Ramón! Qué gran desafío escribir este relato.
ResponderEliminarUn beso.