Uno
“Después
de cinco meses como investigador privado, el balance que puedo hacer no es todo
lo bueno que esperaba. Y no ya sólo por la escasez de casos a resolver, si no
más bien por la poca relevancia de los mismos. Lo más apasionante fue cuando le
encontré el perro a Cindy, la del segundo, que además, al ser vecina, no le
cobré mi minuta...”
Y es que
Chinan no es lo que podríamos entender por un detective normal. Pero es que en
él nada es normal. Ese adjetivo le viene grande en casi todos los aspectos. El
apelativo que más se le ajusta es vulgar. Destacar una cualidad suya, que le
hiciera resaltar sobre los demás, sería una ardua tarea por mucha buena
voluntad que se tuviera. De estatura media y figura bastante desgarbada, su
cuerpo contiene la misma cantidad de grasa que un sándwich vegetal. Su rostro
blanquecino es de los que se olvidan con la misma facilidad con la que
olvidamos un estornudo.
Parte de su
vida ha girado en torno al mundo del arte, más por la poca durabilidad de sus
empleos que por su propio interés en ese mundo. En poco más de un año ejerció
como bedel del museo de una localidad cercana, a conserje de la biblioteca de
su pueblo. Incluso cuando decidió hacerse detective privado despreció una
maravillosa y prometedora carrera en el mundo del cine, como acomodador del
Luxor, el cine de su pueblo. Sala de reestreno por las tardes y de películas X
por las noches. El Luxor tuvo su época de esplendor cuando aún era un teatro.
De esa época conserva todavía el foso para la orquesta, el habitáculo del
apuntador y un escenario cuyas tablas ya no son frecuentadas ni por las
termitas. La decoración aun recuerda el glamour de los buenos tiempos, aunque
por los desconchados de la pintura se diría más bien que ya acabó la última
gran función de su carrera y que está desmaquillándose para pasar a mejor vida.
Pero él es
un tipo con la miras muy altas, demasiado para el nivel de inteligencia que
posee. Y es que en las pocas cosas que llega a destacar por encima de la media
son su total falta de criterio y su nula competencia laboral.
“Quizá
no debería haberme gastado esa cantidad de dinero en mis estudios de detective.
Ahora creo que cinco mil pavos por un curso por correspondencia es demasiado,
no sé. Al menos tengo un título. No tengo trabajo, pero sí un título... Soy
licenciado, pero no puedo pagar el alquiler... Ganaba más cuando era un inculto
sin diploma que ahora que tengo uno que lo acredita... ¿Me aceptarán de nuevo
en el Luxor?”
Pero no
todo es culpa suya. Algún Dios, si es que cualquiera de ellos se tomó la
molestia de fijarse en él, gastó todo su sentido del humor con su vida, desde
el mismo inicio de ella. Un mes antes de nacer, murió su padre. Durante el
parto quedó huérfano de madre. Al mes de su nacimiento fue adoptado y en menos
de un año volvió a quedar huérfano. Vivió hasta la mayoría de edad en el centro
de acogida del pueblo. Y no por ello fue menos feliz que el resto de los niños,
pero esto es debido a su falta de consciencia, innata en él.
Casi todo
lo que conoce de la vida lo aprendió en el Luxor. Ya desde pequeño frecuentaba
el que hasta hace unos meses sería su último lugar de trabajo. Esto no hizo
sino crearle más confusiones de las que ya había desarrollado en su etapa
escolar. Vivía en un mundo de fantasía perenne. Cegado por el esplendor de los
films policíacos. Entonces supo que él quería ser el detective alcohólico que
se queda con la rubia peligrosa. Y no se puede decir que haya fracasado por
completo, es un detective y un alcohólico.
- Hola
Chinan, ¿qué tal? ¿Lo mismo de siempre? – le preguntó Mike, su mejor amigo y
gerente del club-restaurante-sala de fiestas del pueblo. Mike y él han crecido
correteando por todas y cada una de las variopintas calles de su localidad
natal. De haber vivido en un lugar más grande habrían tenido muchas opciones de
haber acabado en algún clan mafioso, pero su pueblo no es el lugar idóneo para
ese tipo de oficios. Mike y Chinan son de la misma edad, un par de meses mayor
Chinan, ambos han pasado hace un tiempo la barrera de los treinta, estando mas
cerca de ella que de la de los cuarenta. Mike es un tipo de mayor inteligencia
y mas emprendedor que su amigo, cosa bastante fácil por otro lado. Además de en
el local de su propiedad, reparte su tiempo en chanchullos en la frontera de lo
legal. Ambos comparten además una estatura semejante, aunque la complexión del
empresario es más atlética que la del detective, modelada a ratos en el
gimnasio que se ha montado en el sótano del club. Le gusta cuidar su imagen
como si en el momento menos esperado le fueran a inmortalizar en algún óleo.
Así una buena parte de sus ingresos los destina a ropa, productos de belleza y
salud que la mayoría de los hombres del pueblo no saben ni que existen.
- No Mike,
hoy quiero cenar sobrio, por variar... Ya sabes...
El Luxor
también ayudó, en gran medida, a que sus relaciones fueran de fracaso en
fracaso. Con el tiempo aprendió que sólo hay un modo para que las relaciones
sean idénticas a las películas X. Y aún siendo más caro, es el que más
asiduamente ha ido practicando. Tanto es así que casi se le podría catalogar de
catador oficial del “Michele’s night club”. Como no podía ser de otra manera,
tanto abono le ha llevado a cultivar grandes amistades dentro de la profesión.
Gracias a las cuales subsiste, en parte, en los momentos malos. Es decir, casi
a diario.
- ¿Que tal el
día, jefe? – Le susurró al oído Vanity, una de las chicas del club y su
secretaria en los ratos libres.
- Mantenemos la media de casos diarios. Lo cual
sería excelente si tuviéramos casos diarios. – Respondió sin apartar la vista
del plato del día. Mas pendiente de alimentar su apetito físico, que el apetito
sexual al que ese susurro le habría abierto en cualquier otro momento. - ¿Puedo
dormir otra vez aquí, Mike?
- ¿Siguen montando guardia en tu casa?
- Sí, y eso
que llevo días sin aparecer por allí. Pero de camino aquí he visto a Rob
merodeando por la puerta con el bate. Ya sabes como se pone cuando no cobra...
Rob, viejo
amigo también de Chinan, es un tipo alto y delgado, de rasgos más que dibujados,
esbozados, casi caricaturizados. Y con una voz tan grave, que casi se podría
penalizar por contaminación acústica. Es famoso en el pueblo tanto por su mal
carácter como por su pasión por la corrección gramatical. En realidad es un
académico frustrado, lo cual le ha llevado a acrecentar sus impertinencias con
los que le rodean. Aunque también es posible que las amistades de ideología,
cuando menos, poco recomendable por las que se ha visto rodeado él y algún
miembro de su familia hayan ayudado a su constante estado de malhumor. No en
vano un familiar cercano fue captado por una secta de vegetarianos radicales, y
cuando pudieron sacarle de allí no era capaz de distinguir un solomillo de
ternera de un cenicero.
- Está bien, quédate. Pero tienes
que solucionar lo de Rob cuanto antes.
- Gracias
tío. Haré lo que pueda, pero no prometo nada...
Y
desapareció escaleras arriba. Murmurando y maldiciendo. Unas escaleras que
otras veces le habían conducido a cumplir mil y una fantasías. Hoy las subía
con la esperanza de que al menos sus sueños se cumplieran mientras dormía.
¿Continuará? Puede que sí, puede que no...
Tu novela empieza muy bien amigo Ramón, es más das tantos detalles del protagonista que ya parece que lo conociera de toda la vida (aparte de que los das con una gracia y un buen humor que, te hay que reconocer, alegras la mañana). Pues sí, me gustará saber cómo continua y qué sentido le vas a dar a la pobre y miserable vida de Chinan. ¡Venga va, coño que ya tardas! ja,ja,ja,ja,ja,ja
ResponderEliminarPues me alegro mucho de haberte alegrado, jejejeje... Mucho me temo que me voy a arrepentir de haber publicado esta entrada... jeje De todos modos, tengo suficiente escrito como para ir dosificandolo hasta ver si soy capaz, o no, de continuar... Muchas gracias por tu apoyo, compañero!
EliminarMe acabo de imaginar a Rob dando golpes con una porra porque alguien ha puesto una falta ortográfia o ha dicho "y india" o cosas por el estilo jajaja
ResponderEliminarLa verdad es que me ha llamado la atención, tal vez podrías seguir subiéndola y escribirla... Podías haberte puesto a escribirla para el NaNo, ¿sabes? jajaja
¡Un besín!
Pues, alguna escena como la que describes puede que hubiera, no lo recuerdo, pero Rob tiene muy mala leche... jejeje
EliminarNo descarto el seguir subiendola, aunque eso "me haga" tener que acabarla... jejeje
Con respecto a lo del NaNo... habría sido trampa, creo que tengo escrito más de la mitad de esas 50mil palabras (en concreto 28744)... ;-P
Besicos!
Muy buena historia.....encantaria q continuase....!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Betty, me alegro que te haya gustado. :-)
EliminarEmulando a Bogart en la inmortal Casablanca: "Louis, presiento que este es el comienzo de una hermosa novela..."
ResponderEliminarNo sé si hermosa, pero divertida sí que promete ser. Habrá que estar atentos a futuras entregas. Un abrazo, Ramón.
Si lo dice Bogart... No hay más que añadir, señoría... jeje
EliminarMe congratula que te parezca divertia, compañero, veremos hasta donde llego... si es que soy capaz de pasar el último punto...
Saludos, Pedro.
Gracias por compartir, como siempre.
ResponderEliminarBesos.
Un placer, para eso están :-)
EliminarBesicos!
Jijjiji, Chinan 4ever!!
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