jueves, 2 de octubre de 2014

Oscuridad



Había oscuridad. No era una oscuridad absoluta, sino más bien una oscuridad tenue. El tipo de oscuridad que deja a tu vista acostumbrarse a ella. Había unas siluetas que recortaban la oscuridad tenue y que conforme la vista se acostumbraba se les iban dibujando unos rostros. Había más cosas allí, pero una destacaba: había algo que no cuadraba.


Él había sido un hijo de puta. No uno cualquiera. Él había sido el mayor hijo de puta del estado de Michigan. 159 acusaciones de asesinato. Y eso sólo contando los cadáveres que habían sido encontrados en los seis últimos años. Se sospechaba que había dado muerte a más de trescientas personas en esos seis años. Su modus operandi era no tener un modus operandi. No discriminaba por raza, sexo o religión. En ese aspecto se podía decir que era un demócrata...


Unas trescientas víctimas de las más variadas e inimaginables, para una persona mentalmente sana, formas de tortura. Leer los resultados de las autopsias era como adentrarse en el más macabro y abominable museo del horror.


Sin embargo eso no le preocupaba. No le habían descubierto aún. Nadie sabía a ciencia cierta quién era y cómo pararle. Había conseguido desconcertar a todas las fuerzas policiales del estado y del país. Ni siquiera los listos de los federales podían hacer su perfil. Sabía qué clase de hijo de puta era y cuál era el castigo que merecía. También sabía que tarde o temprano le pillarían. O incluso había pensado en entregarse en el momento le aburriera todo aquello. En el momento pudiera más el tumor en forma de arrepentimiento que iba creciendo dentro de él.


Lo que más le preocupaba en esos momentos eran las figuras, las siluetas. Conforme iban perfilándose los rostros su preocupación iba en aumento. Reconocía las caras a la perfección. Nunca las podría olvidar. Soñaba con ellas casi a diario. Con todas ellas. Con las más de ochocientas. Con sus víctimas.


Le preocupaba saberse despierto. Saber que era imposible a todas luces lo que veía. Si fuera un sueño se habría despertado ya. Nunca había llegado a tenerlos tan cerca. Nunca los había oído murmurar, llamarle por su nombre. Eso descartaba el sueño, muy a su pesar.


Los rostros aparecían ya con toda claridad. Con toda la claridad que aquella oscuridad tenue permitía. Y no había odio en las miradas, ni en los gestos. Eran rostros amables, reconfortantes. Rostros que trasmitían paz, perdón.


Deseaba estar durmiendo, pero no podía estar durmiendo. No podía porque aún llevaba la sangre de la última víctima en su ropa y en sus manos. No podía estar durmiendo, porque recordaba perfectamente como se había desecho del cadáver. Cómo había montado en su coche para volver a su casa, para limpiarse y descansar. No podía estar durmiendo porque recordaba aquella luz que le venía de frente. Aquella luz que precedió a la oscuridad tenue...


Las siluetas le rodeaban por completo. Le llevaban en andas. Le susurraban palabras al oído. Palabras que no oía pero que sentía por todo su cuerpo. La oscuridad iba desapareciendo para dar paso a la luz más majestuosa que jamás había visto.


Entonces lo comprendió y una sensación aterradora invadió su cuerpo: no tenía miedo.

8 comentarios:

  1. Se nota que es de tus primeros relatos, es ambiguo, te "pierdes" entre las lineas dando datos que son incongruencias y que hoy, estoy seguro no las hubieras dejado pasar, como lo de "159 acusaciones de asesinato" o pasar de trescientas víctimas a más de ochocientas en un plis plás... lo de las 159 acusaciones, imposible acusar a nadie si no han arrestado al (supuestamente) asesino. Y, no creo que nadie y menos un hombre solo, logre matar, uno a uno a más de 800 personas ni en cien años de vida (a no ser a bombazos). No obstante ya muestras "maneras" y se podía entrever ya que ibas para ser un gran escritor. El final, me parece flojo, me hubiera gustado un final más terrorífico y angustioso y más para un miserable criminal como ese capaz de matar sin que se le mueva una pestaña. (Tómatelo como una observación y no una crítica eh?). Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por hacerme ver que me había dejado una errata, porque en el texto original eran 259 y 800, y como me parecían muchas las he querido rebajar a 159 y 300, pero me he dejado un 800 por ahí suelto (que ya he corregido). Lo de las "acusaciones" tienes toda la razón, hoy en día, probablemente, no habría usado ese término (porque he visto más CSI's, más Mentes Criminales y demás series de ese tipo, jejeje). Lo del número, como dice Gema por ahí abajo, si que creo que quería que fuera exagerado (como digo, originalmente lo era más), eso sí lo hice voluntariamente, jejeje... Y no sé si es imposible o no, supongo que todo es ponerse y tener voluntad y afición... jejejeje
      Muchas gracias por tus palabras, supongo que si hubiera tenido comentarios así de constructivos en su momento habría aprendido más rápido.
      Un saludo compañero!!

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  2. ¡Hola Ramón!
    Quitando los datos técnicos que dice frank (a mi me parecían una burrada, pero bueno, yo también soy de exagerar) a mí si me ha gustado el final. La sensación de perdón y comprender que el no estar asustado ante lo ocurrido es casi más aterrador que estarlo... Me imagino que cada cual tiene infiernos personales distintos.
    En fin, me ha gustado bastante, sobre todo esa muerte que me da la sensación de un personaje angustiado hasta el último momento.
    ¡Un besín!

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    1. Bueno, eran otros tiempos, a lo mejor ahora el final habría sido... de otro modo... jejejeje
      A mi, al comprobar que ese blog todavía sigue por ahí pululando, y leerlo ahora me parecio curioso. Y como no tengo mucho criterio, me dije, vamos a publicarlo aquí... jejeje
      Además, creo que está bien que podáis ver de dónde vengo y cómo he llegado hasta aquí... :-)
      Un besico!

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  3. He leído con atención tu relato, también los comentarios que te hacen. Me quedo con mi impresión personal, el desasosiego que creas en el personaje, se transmite segundo a segundo hasta llegar a la mayor de las angustias al final. Sí me parece definitivamente bueno.

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  4. Pues a mi me gusta ese final, me parece que esa angustia in cresciendo es un tremendo castigo. Lo que me ha llamado bastante la atención es el estilo narrativo que empleas en el relato, con las repeticiones reiteradas que marcan énfasis y para mi, duda a la vez. Interesante.

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  5. Jejeje, pues, aunque sea de tus primeros relatos, y diga Frank que te pierdes un poco, me ha gustado, me gusta la parte irónica que siempre sueles usar en tus relatos.

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  6. Hola:
    Éste se ma había "traspapelado". No lo enlazaste a facebook? Bueno, verás, el temita en principio, como que no me va mucho. Ya lo comentamos en una ocasión... Por otra parte, al leerlo, recordé una ocasión en la que me hablaste de tu gusto por las series tipo C.S.I., NCIS y otras similares. (Yo te dije que actualmente sólo veo WHite Collar). Y en cuanto al final, pues es que me cuesta mucho, Me cuesta comprender el terror que produce el hecho de no tener miedo.
    Pero en fin, te sigo leyendo. Ah, y me gusta más cómo escribes ahora, guapo. Besos

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