Antes de cometer la atrocidad que
había leído, volvió a consultar el Libro.
— ¿Estás
seguro de esto?
Sí…
— ¿Qué
les ha pasado? ¿Por qué están… así…?
Todo a su debido tiempo. Ahora sólo te puedo decir que es una especie
de virus. Y que tienes que acabar con su sufrimiento. Ellos no lo están pasando
bien precisamente.
— ¿No
hay otro modo? Tropezando con una raíz, comiendo el fruto de aquel árbol,
tosiendo tres veces en lugar de cuatro… Cualquier mierda de esas que dices tú
que hacen que cambie de un futuro a otro… ¿No lo hay?
Como bien dices, eso es para cambiar de un futuro a otro… Esto ya está
en el pasado…
— ¿Y
eso no se puede cambiar?
No, no se puede… Debes hacerlo, de lo contrario tu autoridad se verá comprometida…
— ¡A
la mierda la autoridad! —Dijo, cerrando con furia el Libro.
Maldiciendo entre dientes al destino, al Libro, y a quienquiera que
fuera el que lo metiera en aquel lío, en aquel sinsentido de líder de un grupo,
rebuscó entre los cubos de basura de la calle adyacente a la que se encontraban
los muchachos. Encontró una especie de palo, puntiagudo, muy oportuno, pensó. Demasiado
bueno para ser real. Tan bueno que sospechó de que, de algún modo, hubiera sido
el Libro el que lo hubiera puesto allí. O le hubiera guiado hasta esos cubos.
Lo empuñó. Según había leído,
sólo debía llegar al corazón de los muchachos. O de lo que quedara de ellos
allí dentro, si había entendido bien el espíritu
de aquellas palabras.
— El
espíritu de las palabras… —Murmuró para sí mismo— Llegar al corazón…
Una luz se le encendió. Apenas
era una luz, más bien una lucecita. Quizá no tanto, mas bien un candil. En
realidad no alumbraba más que una cerilla, pero lo importante era que algo se
le encendió y quiso probar suerte.
Se acercó a los chicos, con la
mejor de las sonrisas. Como si con la mejor de las sonrisas se pudiera acabar
con esa clase de… seres… Esos que
vagan entre la fina línea de la vida y la muerte. Pero él, desde su inconsciencia,
lo hizo. El Libro lo observaba desde la lejanía. Incrédulo, como tratando de
encontrar sentido, como rebuscando entre los posibles futuros uno en el que
aquello acabar en bien.
Al tiempo que él se acercaba,
ellos hacían lo propio. Se le ocurrió acompañar a su sonrisa con algunas
palabras.
— ¿Qué
tal chicos? ¿Habéis encontrado lo que buscabais? Tranquilos, no me voy a
enfadar, ya me ha dicho Paula que habéis venido a buscar algunas cervecillas
para mí.
El grupo de muchachos le miraba.
En aquella mirada oscura y vacía, parecía despuntar un atisbo de incredulidad.
La que tendría un león si un humano se le acercara con ganas de cháchara. Él continuó
caminando y hablando.
— No
pasa nada porque hayáis abandonado el grupo, no me miréis así. No estoy
enfadado, al contrario, me halaga lo que pretendíais hacer por mí. En serio. Me
siento honrado.
Cada vez estaba más cerca. Tanto que
ya empezaba a dudar que pudiera escapar de allí corriendo. El Libro sin embargo
no tenía ninguna duda, el muy memo no escaparía de allí corriendo. Pero él continuaba.
— Soy
yo, ¿no me reconocéis? Soy José Andrés, vuestro líder. Vamos chicos, sé que
estáis ahí dentro, en algún lugar. Sé que me podéis oír. No me hagáis quedar
mal delante de vuestros compañeros. No quiero hacer caso a lo que había escrito
en el libro. La solución que aparecía allí era… Bueno… Más radical, sin duda.
Pero yo creo que hay otro modo. Creo en vosotros. Creo que las palabras
escritas, por muy Libro del Advenimiento que sea, no siempre tienen que ser
literales. Creo que siempre debe haber un pequeño hueco para la interpretación.
¿Qué me decís, chicos? ¿Estoy en lo cierto?
A lo lejos, en el Libro, se
habría podido leer:
Joder…
Continúa aquí...
Jeejej, creo que se lo que pretende con "llegar al corazón", pero leches! que valor...
ResponderEliminarA ver si lo consigue o no...
Feliz domingo!
Sí, parece claro que busca una solución para no tener que aplicar el método del Libro. Si le ha salido bien la jugada o no, ya lo veremos en el próximo capítulo.
EliminarSaludos!
Joder... eso mismo he pensado yo cuando me he dado cuenta que tendré que esperar hasta ver que pasa. Ramón, otra vez nos dejas sin saber y justo en un momento tan delicado... Un abrazo
ResponderEliminarjajajajaja, reconozco que le estoy pillando el gustillo ha estos finales entre capítulos... jeje
EliminarAunque, como he dicho otros días, yo voy conociendo la historia (casi) al mismo ritmo que vosotr@s :)
Un saludo y gracias!
¿Pero en qué lío se ha metido? Entiendo que lo haya hecho para evitar una muerte segura y esas cosas pero... Yo no lo habría hecho. Esperemos que le vaya a ir bien, porque si no, me da que se va a quedar sin sitio para correr.
ResponderEliminarEn fin, me ha gustado mucho este capítulo, que además era algo parecido a "doble" ya que el anterior no lo había leído jeje.
A esperar al próximo domingo ;)
¡Un besín!
Mucho me temo, Gema, que no lo sabe ni él. Le ha dado por improvisar, o mejor dicho, por interpretar las palabras del Libro. Lo que no sabemos es si esas palabras eran interpretables o no, veremos. :)
EliminarMe alegra mucho que siga gustandote la historia.
Un beso!
Mira tú por dónde el libro "dice" palabrotas!!! jajaja Bueno, no me extraña, porque este José Andrés tiene cada cosa que yo alucino. De todos modos, no le va mal haciendo cada vez lo que él considera oportuno, y dejando a veces "de lado" lo que dice el librito de las naricitas!!! Bueno, a ver ahora lo que se te ocurre, Ramón!! Besitos. ;-)
ResponderEliminarSí, no es la primera que dice, jejeje
EliminarEl José Andrés suele salirse con la suya cuando improvisa... Veremos esta vez... :)
Un beso y gracias!
joder, eso digo yo, a ver como acaba y que no les mate por favor.un beso
ResponderEliminarPues, a riesgo de ser repetitivo, no se lo que va a pasar... Y vuestros comentarios no me ayudan a decidirme. Hay división de opiniones al respecto... jejejeje
EliminarUn beso!
Ay, muy honorable José Andrés intentando llegar de esa manera al corazón, pero ya habría optado por una forma más literal. Yo creo que me identifico más con el libro del advenimiento que con el prota...jejeje
ResponderEliminarA ver cómo continúa! Saludos Ramón!
Quién sabe si al final no tendrá que optar por la manera literal..., veremos la próxima semana. :)
EliminarYo no me puedo decantar por uno de ellos, sería como decantarse por un hijo... jejeje
Saludos!!
La cosa pinta fatal... Tienen que morir!! jejeje Estoy con Ángela, crece la simpatía hacia el libro. Feliz semana colega!!
ResponderEliminarPues sí que tiene mala pinta, sí... Ya veo que hay un grupo de adeptos del libro que están a favor de sus palabras... jejejeje
EliminarA ver quién gana, si José Andrés o el Libro...
Un saludo!!
Jo...d... En vaya lío se ha metido el amigo, José Andrés. Algo tendrá que ocurrir para salvarlo, no me seas GRR Martin!
ResponderEliminarSí, lo de improvisar... No parece el fuerte de José Andrés, la verdad... Ya veremos qué es lo que ha hecho exclamar al Libro... De todos modos, si me cargo a este personaje... me quedo sin historia... no puedo hacer como el Martin (al que sólo conozco de oidas).
ResponderEliminarHabrá que esperar, que en esta historia no pienso en el desarrolo hasta el sabado, así me sorprende a mi también :)
Un saludo Sandra!
José Andrés?? Anda ya, este chico merecía un mejor nombre. Pero la continuación está siendo cada vez mejor.
ResponderEliminarTe digo que el 27 cierro el blog por reformas, con lo que será el último #150palabras de este mes... Hasta septiembre.
Ya quieres que los mate a todos??? Pobres... jejejeje
EliminarYa veré cómo me las apaño para continuar la historia, algo se me ocurrirá... :)
Me alegro que te siga pareciendo interesante!
Un saludo!
Pos vaya nombre!!! Con los buenos nombres que se te ocurren y vas le plantas al líder ese, jajajajaja...
ResponderEliminarEs muy interesante.
Un abrazo. Voy corriendo a leer el siguiente.