La sucesión de gritos se le hacía insoportable. Llevaba ya horas en aquella situación, no sabía cuántas, pero sí que le parecían una eternidad. No sabía qué era mejor, si seguir caminando o buscar un lugar para descansar, quizá para siempre. Notaba presencias, miradas que le acechaban entre la maleza, que se difuminaban en la niebla. Escuchaba susurros. Unos susurros que parecían tramar algo, y que casi eran peor que los gritos.
El resuello le faltaba. El corazón le dolía de tan fuerte
que palpitaba. Las veces que decidía parar aprovechaba para maldecir a sus
amigos, desaparecidos hacía horas, y a él mismo por haberse metido en aquella
aventura. En aquella soberana estupidez. Había ido allí en busca del hombre del
bosque. Un siniestro personaje, según contaba la leyenda, que las noches de luna nueva vagaba por el bosque de
Westland, lamentando la pérdida de su amada. Y desmembrando a todo aquel que se
encontraba por el camino, eso también.
No lo vieron venir, a pesar de haber pasado por su lado un
par de veces. No sospecharon que el resto del tiempo, su otra forma era la de espantapájaros.
Eso no lo contaba la leyenda. Quizá porque no había nadie para contarlo. Miró
al cielo y vio a los pájaros volar,
y quiso ser como ellos. Pues, aunque volaban asustados, no parecía que a ellos
les esperara el mismo final que a él.
Un clic. Fue un solo clic, casi imperceptible, el que sonó a
su espalda. Y entonces lo supo.
A mí me asustan mucho más los susurros y el silencio que los gritos.
ResponderEliminarEstupendo relato.
Saludos
A mi me asusta todo, todito, todo... Soy de lo más gallina que pueda existir :-)
EliminarMuchas gracias por pasarte y comentar!
Saludos!
Pues eso es lo malo, que no somos pájaros pero sí tontos.
ResponderEliminarSaludos, Ramón.
jajajaja, buen resumén, si señor...
EliminarMuchas gracias por la visita Ricardo!
Jopé!!! Coño con el clic!!! Que me da mieditooooooo
ResponderEliminarLo sé!!! Yo también me he asustado!!! ;-)
EliminarBesicos!
Menudo miedo!!!! Se me ha encogido el corazón!!!
ResponderEliminarEse es el mejor piropo para una historia como esa, así que gracias :-)
EliminarSaludos!
Tu relato tiene todo lo que promete el título. Lo bueno de los relatos es que tienes que contar lo importante de forma simple e interezante y tu lo hisiste perfecto
ResponderEliminarPues me congratulan mucho tus palabras. Agradecido quedo con ellas y con tu visita.
EliminarSaludos!
Que supo? Y el click? ? Jope que intriga! !!!!!! Espero a la próxima semana a ver que pasa....
ResponderEliminarBuena semana
Supo que era el final... :-(
EliminarY el clic era de alguna rama que se había roto
Así que lo siento, Lydia, pero no va a ver nuevo capítulo de esta historia... :-/
Saludos!
Ayyy que no termine asi
ResponderEliminarMucho me temo que sí, Anya...
EliminarSaludos!
Pero bueno Ramón, con el miedo que te daban mis relatos y ahora me vienes con esta historia que pone los pelos de punta!!
ResponderEliminarMuy bien, así se batallan los demonios :) :)
Muy bueno! Un besazo
¡Y me siguen dando! Los tuyos, lo míos, todos en general... jejeje
EliminarMe alegra que te haya gustado :-)
Y sí, puede que así se batallen los demonios, pero me da que en mi caso no funciona mucho... (No se si recuerdas que ya ha habido historias de miedito en este blog... Y yo sigo siendo igual de gallina... jejeje)
Besicos!
ains! madre mía... que miedito me ha dado. Ese bosque no lo piso ni cuerda! ;-)
ResponderEliminarNI yo, Terenya, ni yo...
EliminarMuchas gracias por la visita! (Y lo siento por el miedito... jeje)
Saludos!
Buen relato, asusta incluso el último clic. Te felicito!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra haberte asustado, jejeje
EliminarSaludos!
Me ha encantado, pero eso ya lo sabes. Vamos a ver si me extiendo un poco más en el comentario... Esto... Ehh... Tienes una facilidad para que el lector se ponga en la piel de los personajes y sentir lo que ellos sienten, ambientas muy bien tus cuentitos, pero también tus relatos.
ResponderEliminarBesos super especiales!