sábado, 2 de agosto de 2014

El Libro Del Advenimiento (XII): Perdidos Y... ¿Encontrados?

Si quieres leer la historia desde el principio, empieza aquí. Si te perdiste el capítulo anterior, es este.



     Y no me digas que estamos en otra dimensión, o que hemos cambiado a otro universo paralelo, o alguna memez de esas tuyas, porque te juro que te hago trizas aquí mismo. Dime algo que pueda entender.

El Libro permaneció unos instantes callado. Parecía estar reescribiendo la historia, una vez más, pero en este caso parecía hacerlo para salir de un apuro. Uno muy grande.

Bueno, la verdad es que… Consigues hacer cosas que sólo existen en los futuros más descabellados. Te gusta ir tomando una decisión tras otra, con lo sencillo que sería ir leyéndome y seguir mis indicaciones al pie de la letra…

     Resumiendo, que estás más perdido que un pulpo en un garaje…

No, no… Sé perfectamente dónde estamos y cuándo estamos.

     ¿Y a qué esperas para compartirlo conmigo? Dime que no hemos perdido a los chicos. Porque seríamos los peores padres de la historia.

¿Perdona? ¿Hemos? Yo no he sid…

El Libro advirtió que si seguía por ese camino argumental le llevaría directo a ser parte importante de una hoguera.

Sí… En fin… Por lo visto, al pararte tú a tomarte esas cañas…

El Libro podía notar la mirada del aprendiz de mesías intentando taladrarle. De haber podido, o mejor dicho, de haber sabido le habría obsequiado con una maldición de algún tipo, en lugar de aquella mirada.

     ¿Señor? ¿Está bien? —Era una voz joven la que interrumpió aquel duelo.

De haber podido inmortalizar las expresiones del Libro y de José Andrés con una fotografía, habría sido complicado hallar las siete diferencias. En lo que coincidían era en el asombro, la incredulidad, incluso en unos pequeños rayos de felicidad que se abrían paso a través de la nube que había llenado de oscuridad sus vidas desde la salida del pueblo a los instantes previos a la llegada de esa voz.

     ¿Do… Dónde estabais? Os… Os he estado… buscando… ¿Dónde estabais?
     Estamos donde nos dijo que le  esperáramos, mientras usted investigaba ese valle. ¿Se encuentra bien?  Tiene mala cara.
     ¿Valle? Querrás decir pueblo.
     ¿Qué pueblo señor? No hemos visto ningún pueblo desde que iniciamos la marcha.
     Dame un segundo, voy a consultar el libro.

El joven se apartó unos metros.

     ¿Puedes explicarme… lo que quiera que sea esto?

Como poder…  —Contestó el Libro, como haciendo notar algún tipo de rencor guardado durante años.

     Ahora no. Deja los juegos para luego. ¿Hay algo en esa mezcolanza de futuros que tienes por ahí?

¿Algo? ¿Cómo qué? ¿Podrías ser más específico?

     Como poder… —Ahora fue el Libro el que le lanzó una mirada de desaprobación. — Qué se yo, algún tipo de profecía. No sé qué clase de mierdas tienes escritas.

Ese es el caso que me haces —contestó el libro muy ofendido.

     Te prometo que en cuanto salgamos de esta, busco una buena playa, una toalla y te leo enterito. Pero ahora, explícame…

Se comenzó a escuchar un murmullo tras de él. Reconocía ese murmullo. Eran los muchachos, esperando alguna novedad. Alguna orden. Una guía que los llevara a… Bueno, que los llevara dónde fuera que ese señor, más bien gordito, y el Libro tuvieran a bien llevarles.

Se giró con el Libro en las manos. Pensando en cómo podría decirle al grupo lo que tuvo que hacerle a sus compañeros.

     Pero qué…

Pero qué…

Dijeron al unísono.



Continúa aquí....


+++++++

Quiero agradecer a las cuatro amigas que dejaron unas palabras propuestas para ayudarme con la historia de esta semana (y que en este caso he podido incluir todas). Os animo a que volváis a hacerlo, todo aquel que lo crea oportuno.

Lydia: dimensión. poder y padres

Ángela: historia, oscuridad y maldición

Gema: pulpo, toalla y nube

Anya: decisión, prefecía y felicidad

14 comentarios:

  1. Bueno Ramón, te tengo que decir que ando más perdida que José Andrés. Esperemos que tú sí tengas claro cómo continuar, porque si no, no sé qué va a ser del Mesías, de los chicos y hasta del libro!! jajajaja
    Esta vez me atreveré a proponerte palabras. Un besote y adelante!!
    Libreta, Madre, Chichen Itza (valen nombres propios?)

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    1. Me parece que todos andamos igual de perdidos... jajaja
      Algo se nos ocurrirá, seguro ;-)
      Gracias por aportar palabras, veremos que puedo hacer con el nombre propio. :-)
      Un besico!

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  2. Olé, ole! Qué habilidad para introducir las 12 palabras y mantener la consistencia del relato, si no estuvieran en negrita pasarían totalmente desapercibidas. José Andrés y el Libro se han librado de una buena, les veía más bien solitos ya, eh?
    A ver cómo continuas... Te dejo mis palabras: venganza, sueño, esperanza.
    Saludos!

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    1. José Andrés está teniendo una habilidad (o suerte) increíble para ir saliendo de cada situación... Veremos lo que le dura... jeje
      Muchas gracias por la visita, por las palabras y por todo en general, amiga Ángela

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  3. Interesante, pero creo que tengo que leer espalda de nuevo a mí mismo demasiado familiarizados con la historia {: o)
    A la luz del amor

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    1. Me alegra que haya gustado.
      Que tengas un buen día, Cindy

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  4. Quería leer la historia desde el principio, pero el enlace que pones al principio de la entrada lleva a blogger.com. Ya he encontrado la entrada correcta, pero te aviso para que puedas solucionarlo.
    Un saludo,
    Lucine Darelsen

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    1. Muchas gracias por hacerme saber del error. Ya está solucionado.
      Gracias por la visita, espero que vuelvas!!

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  5. Vaya vuelta de tuerca. Vas a volver loco a José Andrés y también de paso a tus lectores jeje. Un saludo ;)

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    1. Sí, yo creo que andamos todos un poco... despistados, jajaja
      Saludos Sandra!

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  6. Se ha hecho la "cabeza" un lío. Creo que el que está despistado eres tú, jajajajaja...
    Seguimos esperando y si quieres palabras, aunque me parece una pasada ya con las que te han puesto: pirata, bodegón y carabela.
    Jajajajajajaja... Aunque creo (me da la impresión) que llego tarde y ya está la continuación.

    Serán para la siguiente vez. Saludos, Ramón.

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    1. No lo dudes ni por un segundo, Ricardo, el despistado soy yo... Pero en esta historia me he querido dejar llevar y no pensar en nada hasta que no me siento a escribirlo. Veremos que pasa, jeje
      Un saludo y gracias Ricardo!

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  7. Ja ja,me encanta como has encajado las palabras,yo no te pongan mas,¡que lío,que intriga!!

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