#150Palabras (Cinco, noche y rayo): Fiesta

La noche inundaba todo lo que la vista podía abarcar. La visión del último rayo, en una inmensa lejanía, fue hacía más de cinco horas. Los ojos se habían acostumbrado, sin embargo, y podía caminar con cierta autonomía. Sin duda su problema no era la vista, lo eran más las heridas que tenía estratégicamente distribuidas por el cuerpo. Y las peores de todas las de las piernas. No sabía cómo se las había producido, ni esas ni el resto, pero le costaba dios y ayuda caminar con normalidad. Apenas podía levantar los pies del suelo, por ello había arrastrado sus deportivas nuevas por todos los charcos y por todo el fango que había encontrado por el camino desde que había despertado en aquel bosque.

No sabía dónde estaba ni cómo había llegado allí. Tampoco sabía por qué no le dolía nada, ni tan siquiera le escocía ninguna de las heridas. Lo único que recordaba era a sus amigos invitándole a una fiesta, “de las que no se olvidan mientras vivas”.

Algo distrajo su caminar y le hizo virar a la derecha y dirigirse a una figura, que bien podía ser un amigo suyo. O al menos alguien a quién preguntarle.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca se dirigió a dicha figura:

—     Aaagrrggggrggggghhhhgghhh —Fue todo lo que fue capaz de articular.

—     ¡Mierda! ¡Están por todas partes! —Vociferó la figura a alguien indeterminado, al tiempo que comenzó a correr.


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